
El culpable es el gen TNPO3, que codifica la proteína transportina-3, y, según afirman los autores en el último número de la revista 'Brain', este hallazgo abre la puerta al conocimiento de la fisiopatología de esta enfermedad.
Esta patología, que produce debilidad en
los músculos de las zonas pélvica y escapular, fue descrita hace más de
diez años en una familia española -la única con esta modalidad de
distrofia hasta el momento- en la que se expande a lo largo de seis
generaciones y en la que existen en torno a 50 miembros afectados.
Para realizar este estudio, los científicos han seguido una estrategia de secuenciación genómica completa que les ha permitido analizar los cambios existentes en la región del cromosoma 7 ligada a la herencia de la enfermedad.
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